Jesús Iranzo Sanz
Ayer se jubiló Jesús Iranzo Sanz (Teruel, 1952), un ingeniero con una increíble capacidad intelectual y de trabajo, que posee una formación extraordinaria, tanto técnica como humanística.
Prácticamente toda su actividad profesional la ha desempeñado en la Unidad de Carreteras de Teruel, su ciudad natal, de la que nunca quiso salir a pesar de haber podido ascender administrativamente, pero a costa de abandonar la tierra que lleva en su corazón. Recientemente pudo ser profeta en su tierra, cuando le fue otorgada la Cruz de San Jorge, con la que la provincia de Teruel premia a sus mejores hombres y mujeres.
Jesús Iranzo Sanz fue el responsable de los proyectos y de las obras de acondicionamiento de la red de carreteras del Estado en la provincia de Teruel allá por la década de 1990, también del segundo viaducto de Teruel (su obra más conocida) y de la práctica totalidad de la construcción de la autovía Mudéjar (A-23) a su paso por la provincia. Siempre buscó mejorar técnicamente lo que le fue encomendado, aún a costa de sufrir más de un contratiempo por ello. Como ejemplo, ahí quedan las carreteras acondicionadas en el marco del Plan General de Carreteras de 1984, y digo acondicionadas, que entonces era el bloque de carreteras de primera división, no como las incluidas en el programa “RECO”, de “Reposición y Conservación”, que era la segunda división en la que habían caído en el Plan la inmensa mayoría de las carreteras que discurren por la España más olvidada.
Personalmente tuve la suerte de compartir con Jesús varios años de estudiante en la Universidad Politécnica de Valencia y más de treinta años en la Unidad de Carreteras de Teruel. Las anécdotas son numerosas, siempre teñidas con el peculiar e inteligente sentido del humor de Jesús. Sin perjuicio de ello, quienes lo han tratado conocen perfectamente su seriedad en asuntos técnicos y administrativos, para que se cumpla estrictamente la normativa y para que la construcción tenga la calidad y la seguridad exigibles. Esa seriedad en el trabajo y ese sentido del humor se unen en una placa, regalo de un buen amigo, que ha tenido durante muchos años en la puerta de su (desordenado) despacho, idéntica a la que Dante encontró en la puerta del infierno al iniciar su viaje : “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate” (Abandonad toda esperanza, quienes aquí entráis”).
Una de las facetas en las que siempre ha destacado Jesús Iranzo ha sido la literaria. Ha escrito a vuela pluma multitud de textos oficiales con un léxico muy rico y singular. Tiene en su haber el escrito oficial que, probablemente, sea el más breve de la Administración española, cuando le llegó para informar una pregunta parlamentaria en la que se solicitaba información sobre si con motivo de las obras de mejora de la carretera entre Teruel y Montalbán se iba a iluminar el túnel de San Just. Su lacónico oficio fue un simple y concreto “Sí”, para qué más…
De sus numerosos escritos oficiales, el que más trascendió fue el que trasladó a una empresa constructora con motivo de una aleta mal construida de una obra de fábrica. Tan famoso se hizo que hasta salió publicado en la conocida revista Interviú, eso sí, para bien, por saber conjugar el humor con la sobriedad de las obras públicas. Fui testigo de su confección y, como ya he citado, lo escribió en un periquete, a vuela pluma (y nunca mejor dicho, pues Jesús siempre escribió con pluma estilográfica).
Disfruten con su lectura:
En visita a la obra de fecha 2-XII-1996 se tuvo el raro placer de observar una construcción en hormigón en la que el ejecutor, lejos de limitarse a un mero proceso mecánico de repetición de formas bien definidas y plasmadas en planos, susceptibles de quedar identificadas por sencillas expresiones geométricas, tuvo un rasgo de rebeldía espiritual y fue capaz de plasmar en tan frío material su alma, su sentimiento, dando lugar a una creación no exenta de barroquismo y que conjuga una idea global que, a juicio de quien esto afirma, produce una obra maestra de un movimiento ecléctico con elementos del más puro figurativismo entremezclados con unas sugerencias naíf casi mironianas.
Esa ópera prima, y probablemente también paradigmática, del nuevo movimiento, que quizá pudiera designarse hormoimpresionismo (realmente no produce menos impresión que el famoso cuadro “Impression, soleil levant”) está implantada como boquilla de aguas arriba de la obra de fábrica 17, y su estudio exegético llevaría a poder escribir varios volúmenes de ensayo.
En efecto, ¿qué decir de esos paramentos vistos de las aletas con coquerillas y agujeretes distribuidos con tanta gracia que, pese a no seguir una disposición espacial definida, tan agradables resultan a la vista? Podría quizá llamarse al hormigón así terminado un hormigón con textura “Gruyère” o “Emmental”.
¿Cómo ponderar esas uniones de las aletas con el cuerpo de la obra en que se produce una angostura tal que reduce el diámetro del tubo en quizá diez centímetros? ¡Qué revuelo de espuma, qué borbotones, qué vórtices pueden producirse cuando las aguas impetuosas pretendan entrar en ese conducto! El espectáculo, si no sobrecogedor por su magnitud, sí que puede dar lugar a un grato intimismo viendo cómo un curso que hasta la obra podía fluir placentero se ve impelido, por la fuerza del ser humano, a adoptar actitudes vigorosas, incluso estéticamente violentas, pero siempre dentro de los lóimites deseados por el atece.
¿Quién podría criticar la donosura de esa suave curvatura en la base de la imposta? Imposta recia, cierto es, pero cuyo volumen queda atenuado por esa sensación de dejadez, casi de desmayo, que proporciona tan displicente comba.
¿Acaso alguien osaría calificar de desacertada la textura resultante en la trabazón entre aletas y cuerpo de la obra, del repicado de algunos sobrantes de hormigón, en tanto que en otros puntos muy próximos lo que queda es un hueco? El resultado es irregular, cierto es, mas ¿acaso es uniforme la naturaleza? ¿No hay ondulaciones como rizos de ninfas, ondinas y nereidas, en la superficie de los océanos que incluso, procelosos, superan una mera permanente?
¿En algún momento algún esteta considerará desfavorable el efecto de tener las dos aletas de la boquilla a diferente nivel? ¿No es una concreción material clara de los actuales y profundos estudios sobre el caos esos dos elementos que, contiguos, sin embargo uno termina a cota con el paramento superior de la imposta, en tanto que el otro lo hace en el inferior? ¿No es acaso una muesca de la libertad de espíritu inherente a la humana condición?
¿Cómo mostrarse acres en el trato con quien, para evitar la atrofia de los procesos de decisión de los habitantes del entorno de la construcción, hace que la conducción para la reposición de servicios bajo el terraplén esté orientada para terminar violentamente, en un testarazo dramático, contra la aleta de la obra, de modo que el agua que deberá fluir por las tuberías a introducir por ese conducto sufrirá fuertes convulsiones y tensiones internas que le recordarán a quien sirve que el dominador de su curso no es sino el ser humano?
¿Afirmaría alguien, tras una breve exégesis, que nos hallamos ante un punto culminante del arte constructivo, en su estilo, parangonable sin menoscabo ni desdoro a un Partenón o a una Gioconda?
No será el firmante quien tal haga.
Sin embargo, teniendo el tal firmante una mente poco dada a las aleatoriedades (sin duda por sus propias limitaciones), no termina de captar el encanto de esa obra maestra y, cual los muslimes en Alejandría, rompe lo que no entra en sus esquemas ideológicos o estéticos, con lo cual, actuando como duro debelador del nuevo estilo artístico y, siendo consciente de que las generaciones futuras seguramente se mostrarán profundamente críticas con esta decisión, se ordena:
TIREN ESA BOQUILLA Y HÁGANLA BIEN.
El Director de la obra, Jesus Iranzo Sanz.
Grande, Jesús Iranzo Sanz, INGENIERO de caminos, canales y puertos (así, con mayúsculas).
![](https://historiasdecarreteras.com/wp-content/uploads/2022/07/IMG-20190121-WA0005-900x675.jpg)
Seria tambien muy de agradecer que publicarais un informe a la Ingenieria que estaba redactando un proyecto para la Unidad a finales de 1986 o primeros de 1987.
Me impacto yo estaba en el ultimo curso de carrera.
Intentaré conseguir alguna otra joya. Gracias.
Para mi fue un placer comenzar mi vida profesional en Teruel. Guardo un grato recuerdo de la época que viví allí. Con Jesús no trabajé, lo hice con Carlos Casas y de ambos, solo tengo buenas palabras. Cuando he vuelto de visita, se me ha acogido con cariño, un cariño mutuo. ¡Disfrutad de esta nueva etapa de la vida Jesús y Carlos!
Muchísimas gracias.
Un placer haber trabajado con ambos
Desde 1985 hasta 1993, trabajé en el consulting de ingeniería ICT, SA. a las órdenes de D. Emilio Lancha Martí, Ingeniero de Caminos Canales Y puertos de quien guardo un grandísimo recuerdo. Hicimos con D. Jesús Iranzo varios proyectos de aprovechamiento, ensanchamiento y mejora de varias carreteras en la provincia. Recuerdo una en concreto, el tramo desde Alcorisa a Calanda, de la N-420. En Alcorisa, se cubría una zona para darle continuidad a la acera, y en planos se rotuló «CUBRICIÓN DE ACERA» , a lo que D. Jesús en su escrito nos contestó: «Cubrición según la RAE es el acto de cubrir el macho a la hembra con el fin de procrear. DeberÍa ponerse «CUBRIMIENTO DE ACERA».
Y en otro punto, en la definición de materiales, en lugar de poner «Unidad de Hito Miriametrico pintado de rojo» nos lo corrigió por «Unidad de Pijorro miriametrico pintado de royo», por ser esta expresión utilizada en Aragón. Éste era su buen humor y su buen talante a la hora de corregir memorias, Pliegos de Condiciones, Planos y Presupuestos. Siempre poniendo los puntos sobre las Íes.
Que en ésta nueva etapa que comienza, todo le vaya muy bien.
Muy bueno.