La estética del estribo
Los estribos de un puente son, en general, los elementos estructurales en los que se apoya el tablero en los extremos de dicho puente. Si nos ceñimos a los clásicos puentes de piedra, el estribo es el macizo extremo de obra que sirve para sostener la bóveda y contrarrestar su empuje.
Como son los soportes extremos de las obras de paso, además de recibir y soportar las cargas que les transmite el tablero del puente, sirven también para sostener las tierras de los terraplenes que dan acceso al puente.
Hay diversos tipos de estribos, pero los más habituales son los siguientes:
1.- Estribo cerrado, consistente en un muro frontal portante que recibe las cargas del tablero y además contiene las tierras. Es quizá el caso más común. El muro tiene su cimiento en el terreno natural, por lo que los asientos a largo plazo no suelen ser destacables, lo que es importante en el caso de tableros hiperestáticos. No obstante, toda moneda tiene su cruz, y en este caso suelen producirse pequeños asientos en el terraplén de acceso en la zona próxima al estribo, provocando resaltos habitualmente. Para evitarlo se suelen disponer losas de transición, con mayor o menor éxito.
A su vez, en función de si puede haber derrame de tierras que sobrepase el plano frontal del estribo, puede haber tres soluciones: Si se permite, por razón de espacio, el derrame de tierras, basta con disponer una pequeña aleta lateral. En caso contrario se puede optar por prolongar el muro (“aletas en prolongación”) o disponer dos muros sensiblemente perpendiculares al principal para que impidan el derrame.
2.- Estribo abierto, que es una solución útil para el caso en el que puedan derramarse tierras a través y por delante del estribo. En puridad es un falso estribo, una estructura que queda oculta por las tierras, y que se compone de un dintel en el que apoya el tablero, un pequeño muro que evita que las tierras penetren en la zona de apoyos y unas pantallas que transmiten la carga a la cimentación, que se ejecuta sobre terreno natural. Para estribos de cierta altura es más económico que el estribo cerrado.
Al tener el derrame de las tierras delante del propio estribo, la longitud del tablero debe ser mayor que en el caso de los estribos cerrados. No obstante, esta solución es muy utilizada en pasos superiores sobre carreteras o autopistas, pues ofrece mayor visibilidad para los usuarios de la carretera principal.
3.- Estribo formado por un muro de elementos prefabricados que contiene las tierras y un cargadero, o estribo flotante, que apoya directamente en la tierra compactada detrás de las placas del muro. Suelen ser buenas soluciones cuando se dispone de poco espacio y no debe permitirse el derrame de tierras.
Los muros habituales suelen ser de suelo reforzado (compuestos por una serie de escamas de hormigón de diversas formas, ensambladas y ancladas mediante flejes al terraplén) o de piezas prefabricadas que incluyen contrafuertes.
En estos casos pueden existir asientos que afecten al cargadero, lo que hace poco adecuada esta solución en el caso de puentes hiperestáticos. Por el contrario, el resalto por asiento diferencial entre el estribo y el terraplén colindante disminuye respecto a la solución de estribos cerrados o abiertos.
4.- Dintel cargadero o viga durmiente. Es el caso más sencillo, cuando puede haber derrame de tierras por delante. De hecho, la estructura se ciñe a una viga que apoya directamente sobre el terraplén, ubicada a cierta distancia del extremo de dicho terraplén. No es adecuado para el caso de tableros hiperestáticos, pues los asientos pueden ser destacables.
La estética del estribo
En los casos de pasos superiores sobre otra carretera, el frontal de los estribos es visible por los usuarios y a veces no ofrece una estética reseñable. Esto, como sucede siempre, es muy subjetivo.
En ese sentido, hay que distinguir entre muros de contención de tierras de suelo reforzado o prefabricados, estribos cerrados sin derrame de tierras y estribos con derrame de tierras.
En el primer caso, suele ser sencillo dotar de cierta estética a los muros prefabricados. De hecho, en especial en el caso de muros de suelo reforzado, el diseño de las placas, sus detalles, su textura e incluso el color han buscado desde hace muchos años la estética en paralelo con su función estructural. Hay que tener en cuenta que en muchos casos este tipo de muros se encuentra en zonas urbanas o periurbanas en las que no suele ser agradable a la vista un muro de hormigón “desnudo” de grandes dimensiones.
En los casos de estribos cerrados construidos in situ, resulta interesante la disposición de elementos estéticos que rompan la monotonía de una superficie hormigonada plana, homogénea y amplia. Se muestran a continuación varios ejemplos, todos ellos de la provincia de Teruel.
La autovía Mudéjar (la A-23) nos recuerda su denominación a lo largo de todo su recorrido entre Teruel y Zaragoza. El mudéjar es común en buena parte de las poblaciones que recorre la autovía, por el alto Mijares y los valles del Jiloca y Huerva. Paños con la estética mudéjar propia de las poblaciones próximas abundan en los frontales de muchos de los estribos de los pasos sobre la autovía.
En otros casos, los paños dispuestos en los frontales de los estribos recuerdan algún elemento de gran valor próximo de las poblaciones próximas. Es el caso de la variante de la carretera N-232 por Alcañiz:
En el caso de que haya derrame de tierras por delante de la propia estructura del estribo, suele ser habitual forrar el talud mediante un encachado, fundamentalmente para evitar la erosión de las tierras por culpa del agua. En sí mismo, un encachado bien ejecutado puede ser suficiente para mantener la estética (no en vano una variante boliviana y chilena del significado de la palabra “encachado” significa “bien presentado, atractivo”) pero a veces se trata también de superficies grandes, que permiten incluir elementos como los anteriormente expuestos para romper la monotonía y que permiten ofrecer un recuerdo del patrimonio de las poblaciones vecinas a la carretera. He aquí varios ejemplos:
La immensa mayoría de los diseños que se han mostrado pertenecen a obras cuyos proyectos dirigió el ingeniero de caminos Jesús Iranzo Sanz, y la mayor parte de las fotografías son de Jesús Antoñanzas, también integrante de la dirección de las obras. En sus obras siempre hubo un denominador común: el guiño al territorio por el que discurre la carretera.
Arte efímero
En la mayor parte de los casos, se podría denominar a estas representaciones ubicadas en los estribos como “arte efímero”, y no en el sentido tradicional de una expresión artística que tiene poca vida, sino por el hecho de que son visualizados en décimas de segundo, sin poder apreciar sus detalles. No buscan la distracción del conductor, sino agradar la visión estética general de un conjunto de obras que suelen abundar en los márgenes de las carreteras.
Otros estribos
Por cierto, la palabra estribo tiene muchas acepciones. La más conocida es la “pieza de metal, madera o cuero, que pende de la ación y en la que el jinete apoya el pie”, o la “especie de escalón que sirve para subir a los carruajes o bajar de ellos”. Relacionada con la inseguridad de no colocar bien el pie en estos estribos viene la frase “perder los estribos”, referida a una persona que desbarra o que pierde la paciencia. Puestos a no perder los estribos, es preferible que el sujeto no sea un puente…
También se denomina estribo el hueso más pequeño del cuerpo humano, ubicado en el oído. Y en este sentido no está de más reconocer que también los estribos de un puente tienen orejas: suele ser unos pequeños muros laterales que protegen la zona de apoyos.