Diestra o siniestra
Circule por lado diestro para evitar un siniestro (al menos si lo hace por España).
La tiranía diestra
Siempre me ha sorprendido la abismal diferencia con la se trata en el lenguaje (y así se encarga de reflejarlo el diccionario oficial) a la mano derecha respecto a la izquierda. La derecha es la diestra, y un diestro es, según varias acepciones del citado diccionario, “hábil, experto en un arte u oficio”, “sagaz, prevenido y avisado para manejar los negocios, sin detenerse por las dificultades”, “favorable, benigno, venturoso” u “hombre que sabe manejar la espada o las armas”. Todo son bienaventuranzas. En cambio, la izquierda es la siniestra, y un siniestro es un “avieso y malintencionado”, “infeliz, funesto o aciago” o la “propensión o inclinación hacia lo malo”, sin olvidar, ya que estamos en un artículo sobre carreteras, que también es un siniestro un “suceso que produce un daño o una pérdida material considerables”. Todo lo malo le cae a la pobre mano izquierda.
¿De dónde procede semejante trato diferencial? La inmensa mayoría de la población mundial es diestra (en el sentido de que utiliza preferentemente la mano derecha, no porque la totalidad de esa población sea un dechado de virtudes). Aproximadamente, un 12% de la población es zurda, porcentaje que varía entre un 13,23% (Países Bajos) y un 2,00% (Corea). Dentro de esta minoría, las diferencias también son extremas, como se muestra en el gráfico que sigue, perteneciente al portal leftyfretz.com. Esta diferencia entre países proviene de la estigmatización que en algunos se muestra hacia los zurdos, a los que desde pequeños se les inculca el uso de la mano derecha para realizar las principales tareas.
¿Y a qué viene todo esto? A que la decisión sobre por qué lado de la calzada se debería circular se ha hecho históricamente desde el punto de vista de la mayoría diestra, acicalada con unos toques políticos, como sucede siempre.
Al principio se circuló por la izquierda (o eso parece)
A falta de convenciones sobre el lado del camino por el que circular, se impuso la seguridad, pero no la vial, sino la personal. Los jinetes diestros suelen llevar la espada o el puñal en su lado izquierdo, para desenvainar fácilmente con la mano derecha. Al colgar el arma de su costado izquierdo, lo lógico era montar por el lado izquierdo del animal (para que no le estorbara el arma en la maniobra) y desde el exterior del camino, y circular también por la izquierda, de manera que cualquier ataque que sufriera desde el camino le facilitara la defensa utilizando el brazo derecho. Evidentemente, el jinete zurdo lo haría al revés, nadie se lo impediría; eso sí, eran minoría.
En el caso de carruajes con tracción animal, el conductor debería sentarse en el lado derecho, ya que en caso contrario podría lastimar a un hipotético compañero de viaje al utilizar el látigo. La circulación, en este caso, también debería ser por la izquierda, pues el conductor, además de dominar mejor visualmente el resto de la calzada, no dañaría con el látigo a los peatones que estuvieran en el margen del camino.
Así pues, tradicionalmente se debió circular por la izquierda en los casos en los que existía un camino y éste era lo suficientemente ancho, que es como decir que la opción de decidir se limitaba a muy pocos caminos.
Donde sí se podían cruzar dos carros era en las calzadas romanas. Como siempre, debemos mirar a ellas antes del oscuro invierno vial que se sufrió hasta mediados del siglo XVIII. Los romanos no establecieron, al menos que yo conozca, un lado de la calzada para circular. Investigar es divertido, y eso es lo que hicieron en Inglaterra en 1998, al estudiar una antigua calzada que conducía a una cantera (Blunsdon Ridge) y observar que las rodadas marcadas con el paso de los carruajes eran más profundas en un sentido que en el otro. Lógicamente, la rodada más hundida debería corresponder con la salida de la cantera, cuando los carros iban cargados. De este modo, al menos en ese lugar, se ha podido llegar a la conclusión de que los carros romanos circulaban por la izquierda. Así lo interpreta Isaac Moreno Gallo en la fantástica serie televisiva sobre ingeniería romana:
https://www.rtve.es/play/videos/ingenieria-romana/carreteras/5774106/
Por la derecha, por decreto
El primer decreto por el que se definió el lado derecho del camino para circular data de 1794, en la Francia revolucionaria. Se obligó a circular por la derecha, sin más razones que lo justificaran.
Durante el siglo XIX fue habitual en España que las normas sobre conservación y defensa de las carreteras incluyeran entre sus contenidos instrucciones relativas al tráfico. Por esas primeras carreteras no es que circularan muchos carros, por lo que en principio daba igual por qué lado lo hicieran. No obstante, el problema era el cruce entre dos vehículos y en ese caso sí que era necesario decidir por qué lado debería marchar cada uno. Así, el 14 de septiembre de 1842 se aprobó la Ordenanza sobre conservación y policía de las carreteras generales. En su artículo 23 figura, por primera vez, la obligación de circular por el lado derecho en España: “Las caballerías, recuas, ganados y carruages de toda especie deberán dejar libre la mitad del camino a lo ancho para no embarazar el tránsito a los demás de su especie; y al encontrarse en un punto los que van y vienen marcharán arrimándose cada uno a su respectivo Iado derecho”.
El Reglamento de policía y conservación de carreteras de 3 de diciembre de 1909 reiteró la circulación por la derecha en su artículo 20: “para los cruces de dichas caballerías, recuas, ganados y vehículos, se observarán las reglas siguientes: los que vayan en distinto sentido marcharán conservando su respectivo lado derecho y para los que vayan en el mismo sentido conservarán la derecha los de delante y tomarán la izquierda los de detrás”. Esta última es la primera norma sobre adelantamientos en España, incluida la multa para los que no se ajustaran a ella: de 5 a 20 pesetas.
Así pues, durante el siglo XIX, al menos desde 1842, los carruajes que se cruzaran con otros debían desplazarse hacia el lado derecho según el sentido de su marcha. Cuando no había cruce, en muchos casos bastante tenían con ir por donde les dejara el maltrecho camino (como dibujó Doré a una diligencia en el camino entre Salamanca y Zamora) y en el caso de tramos de carretera a media ladera, por zonas accidentadas, es de suponer que se circularía por la parte interior, próxima al desmonte, aunque solo fuera por el miedo a despeñarse (también lo recogió el magistral Doré, en su grabado del puerto de las Arenas, entre Granada y Jaén, en el que aparece una diligencia bien arrimada al lado izquierdo).
Por la derecha… o por donde diga el señor alcalde
En 1909, cuando se aprobó el citado Reglamento de policía y conservación, ya circulaban vehículos automóviles por las carreteras españolas, pero ese reglamento solo habla de caballerías, recuas, ganados y carruajes, todo muy propio del siglo XIX. Para tratar sobre la circulación de automóviles, hubo que esperar hasta el 23 de julio de 1918, cuando se aprobó el Reglamento para la circulación de vehículos con motor mecánico por las vías públicas de España. En su artículo 12 se ordenó que “los automóviles circularán por las vías públicas, llevando su mano derecha excepto en los términos municipales de aquellas ciudades cuyos ayuntamientos hayan adoptado disposiciones especiales, debiendo en tales casos establecerse a distancias convenientes señales indicadoras de los puntos en que se haya de cambiar de mano”. Está claro que fue una norma made in Spain. En tramos interurbanos se debía circular por la derecha, pero había que prestar atención en las calles y travesías de algunas poblaciones, porque los regidores municipales podían ser de otra opinión.
Madrid fue el caso más famoso que tuvo ordenada la circulación por la izquierda, decisión que duró hasta el 10 de abril de 1924. El cambio de lado no debió ser nada sencillo. El diario La Noche de ese día, bajo el título “Espectáculo regocijante en Madrid”, comentaba que “anoche, a las doce, y con objeto de que se pudiera realizar en las líneas de tranvías las obras necesarias en los cambios de agujas para empezar mañana a cumplir las órdenes dadas por el gobernador reglamentando la circulación por las calles y plazas de Madrid, empezaron a retirarse tranvías formando largas filas en dirección a las distintas cocheras donde se recogen […] Pocos momentos después de las doce […] fueron llegando a la Puerta del Sol, procedentes de todas las bocacalles de la misma, largas sartas de automóviles de alquiler, que se pusieron en fila dando la vuelta a la plaza y siguiendo después por la Carrera de San Jerónimo, calle de Sevilla y calle de Alcalá, para volver a la Puerta del Sol y dar de nuevo la vuelta. Todos ostentaban un gran letrero que decía ‘Llevad la derecha’. El público, sorprendido primero y luego muy divertido por esta humorística procesión, se reía a carcajada limpia y aplaudía y jaleaba a los chóferes, originándose una alegre algarabía”. Como se cita en el reportaje, los tranvías tuvieron que ajustarse a la nueva norma, pero no así el Metro. Su primera línea se había inaugurado en 1919 y circulaba por la izquierda, como entonces correspondía en la villa, y así continuó.
El 17 de julio de 1928 se aprobó el Reglamento de Circulación Urbana e Interurbana. En su artículo 5 ya no dejó ninguna duda ni excepción: en España, todos los vehículos debían circular por el lado derecho correspondiente a su sentido de marcha.
La Convención de Ginebra sobre circulación vial, de 1949, bendijo que el sentido de circulación fuera único en cada país: “Todos los vehículos que circulen en la misma dirección deberán mantenerse al mismo lado de la carretera; la dirección de la circulación en cada país deberá ser uniforme en todas sus carreteras”. La Convención (o quien tradujera el texto al español) no había estudiado mucho sobre vectores, pues no es lo mismo la dirección que el sentido, pero en fin, se entiende. La mayoría de los países europeos establecieron o mantuvieron la circulación por la derecha. España no modificó el lado de la carretera por el que se debía circular y por el que ya había optado en 1842, y por una vez en la vida estamos con la mayoría: se calcula que por el 72% de las carreteras mundiales se debe circular por la derecha.
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[…] de información: Historias de Carreteras: [1], [2]. Historical Concrete Pavement Explorer: [3]. Wikipedia: [4]. Historias de Carreteras: [5]. […]